El control del polvo es un enfoque crítico de la gestión ambiental en industrias donde el polvo en suspensión representa un peligro. Implica el uso de una variedad de métodos y tecnologías para reducir las emisiones y eliminar el polvo, de modo que la calidad del aire mejore y se mantenga la salud de las personas que trabajan o viven cerca. Con un control eficaz del polvo de este tipo, es posible prevenir la erosión del suelo y el desgaste de los metales, manteniendo tanto la salud como el aspecto en niveles altos. Los métodos utilizados para la supresión del polvo incluyen la pulverización de agua o químicos en áreas propensas a la formación de polvo; cortavientos y pantallas que se instalan, a menudo bastante juntas; y plantar árboles o arbustos como barrera entre el lugar de trabajo donde las personas respiran esas nieblas polvorientas que salen de carreteras recién asfaltadas o campos de juego en días calurosos de verano y el entorno circundante. Estas medidas no solo mejoran la seguridad o la sostenibilidad, sino que también aumentan la productividad general de las operaciones industriales al reducir las paradas e interrupciones causadas por el polvo molesto.